La lectoescritura, un reto permanente en la formación docente

Por Miguel Ángel Franco – Consorcio de Universidades de Guatemala

 

La lectoescritura inicial es el punto de partida del proceso educativo de nuestra niñez. Sin lugar a duda, saber leer y escribir apropiadamente es la competencia más poderosa que tendrá un educando a lo largo de su vida. De su avance o rezago se derivarán la mayoría de éxitos o tropiezos de los educandos en sus aprendizajes futuros. De ahí la relevancia de la práctica pedagógica de los docentes en los procesos de lectoescritura inicial en los primeros grados de escolarización.

 

Según el Currículum de la Formación Docente (Mineduc, 2013), el docente guatemalteco debe poseer tres insumos básicos: “1) conocimiento profundo de lo que enseña; 2) habilidades flexibles para enseñar y 3) capacidad para crear un clima favorable para el aprendizaje”. Desde esta perspectiva, se tiene una aparente claridad, muy general, de lo que el futuro educador debe saber-hacer en su práctica pedagógica.

 

En el 2013, se trasladó la responsabilidad de la formación inicial de docentes del nivel primario a las universidades; la cual antes estaba a cargo de las escuelas e institutos normales, bajo la rectoría del Ministerio de Educación.

 

Como respuesta a esa decisión ministerial, el Consorcio de Universidades para la Formación Docente en Guatemala elaboró las Líneas de articulación curricular de programas universitarios de formación para docentes del nivel primario. En este documento se establecen perfiles de egreso específicos que determinan las áreas curriculares del plan de estudios de los Profesorados de Educación Preprimaria y Primaria Intercultural y Bilingüe Intercultural.

 

Estos planes poseen un carácter genérico, pero dejan libertad para que cada universidad decida la orientación o énfasis que desee darle en función de las demandas y necesidades del sistema educativo nacional. Para el Profesorado de Educación Preprimaria, el documento propone la lectura y escritura emergente; para el Profesorado de Educación Primaria, primer grado, y lectura y escritura, entre otros. Sin embargo, al revisar las ofertas de carreras de formación inicial docente de las universidades no encontramos especialidades, orientaciones o énfasis que apunten a las necesidades planteadas.

 

 

Lo anterior, considero, nos lleva a la necesidad de trabajar en dos líneas de política educativa:

 

1. Revisión y actualización del currículo nacional de formación inicial docente, para incluir áreas o subáreas curriculares que desarrollen aspectos como el manejo apropiado del principio alfabético, la comprensión de la conexión entre lectura y escritura, la importancia de la fluidez lectora, el desarrollo de habilidades previas en la educación preprimaria o preescolar como la lectura emergente. También, los aspectos didácticos y pedagógicos que sustentan el neuroaprendizaje durante el desarrollo infantil. Por supuesto que estos elementos deben considerar el contexto cultural de los educandos, porque no es lo mismo aplicarlo en regiones urbanas que rurales; en población monolingüe español, que multilingüe y maya hablante, etcétera.

 

2. Redefinir y orientar las acciones de capacitación y actualización a docentes en servicio o los programas de desarrollo profesional como el Programa Académico de Desarrollo Profesional –PADEP–, especialmente para aquellos maestros que atienden la educación preprimaria y los tres primeros grados del nivel primario que no tuvieron la oportunidad de formarse en las nuevas tendencias de la enseñanza-aprendizaje de la lectoescritura inicial.  Además, que se promueva, de forma inmediata, que inicien el uso de estrategias didácticas y pedagógicas orientadas al desarrollo de los aspectos básicos de la lectoescritura inicial mencionada.

 

5 1 vote
Article Rating