Galardón RedLEI: maestras finalistas en Nicaragua

Nicaragua es el país centroamericano que recibió más postulaciones al Galardón RedLEI: docentes provenientes de centros privados y subvencionados mostraron sus prácticas exitosas en la enseñanza de la lectoescritura. 

 

Después de una revisión rigurosa, fueron seleccionadas tres finalistas y la galardonada, profesora Dania Zamora, del Colegio Centro América. 

 

Ellas son las docentes finalistas:

 

Maura Martínez, Instituto Loyola (primer finalista)

 

La profesora es Doctora en Educación y tiene 15 años de experiencia docente. Da clases a niños y niñas en primer grado de primaria. Siempre pensó que estar a cargo de primer grado iba a ser un desafío y se preguntaba “¿cómo les voy a ayudar?”.

 

Se postuló con la práctica titulada “Cosmonautas con la lectoescritura para construir nuestro mundo con los aprendientes de primer grado del Instituto Loyola en Nicaragua”. 

 

Considera que los educadores tienen un gran compromiso y uno de ellos es que la práctica docente debe estar hermanada con el amor como base universal, junto a la aplicación de nuevas herramientas, creatividad e innovación. “Ahora con la implementación de clases en línea hemos venido desaprendiendo para aprender, moldeando nuestra forma de interactuar en los procesos de aprendizaje. Como educadores debemos estar a la vanguardia y avanzando a la par de la tecnología, y en este sentido debemos dar un seguimiento cercano a nuestros estudiantes, transmitirles que podemos aprender de nuestros errores, para que se sientan motivados y acompañados cuando usamos educación virtual”. 

 

La maestra se caracteriza por su persistencia y buscar solución a los retos que enfrenta. Destaca que, para avanzar en nuevos contextos, el profesorado debe romper esquemas e involucrar al estudiante en su proceso de aprendizaje. 

 

Elba Urbina, Colegio Centro América (segunda finalista)

 

La profesora es Máster en Educación Infantil con Énfasis en Currículo y tiene 22 años de experiencia docente. Da clases a niños y niñas de tercer nivel de Preescolar, desprenderse de ellos cuando transitan a primer grado es difícil.

 

Se postuló con la práctica titulada “Enriquecemos nuestro lenguaje oral y la fe a través de un cuento”. 

 

La maestra estima que a los niños y a las niñas se les debe cuidar el alma, y a la par de lo académico debe ir el cuido de sus sentimientos, de la escucha de aquello que necesitan. “Podemos mejorar la conexión con el estudiante, los contenidos son importantes, pero también es importante preguntarle cómo está, cómo le fue en el día, qué puedo mejorar para ayudarte, conocer sus sueños, lo que le sucede, lo que le da temor”. 

 

Elba Urbina motiva a sus estudiantes recordándoles lo buenos que son, lo mejor que pueden ser, mostrándoles que no importa el ritmo con el que cada uno aprende, porque todos somos diferentes. Les muestra que siempre estará ahí para lo que necesiten. 

 

Además, considera que el profesorado debe hacer atractivo el aprendizaje y brindar una atención de calidad. “Si de todo el grupo hay tres o cuatro que no han avanzado, detengámonos…el docente debe pensar con quién voy a trabajar, cómo lo voy a trabajar, qué es lo mejor para mi grupo”.  

 

Aydalina López, Colegio Roberto Clemente “Fe y Alegría” (tercer finalista)

 

La profesora es Licenciada en Pedagogía con mención en Educación Infantil y tiene 22 años de experiencia docente. Da clases en segundo grado de Primaria. 

 

Uno de los retos que ha enfrentado durante la pandemia por COVID-19 es que muchos de sus estudiantes no tienen internet o una computadora, algunos inclusive no son acompañados por un adulto en casa que les ayude con las guías. Fue entonces cuando la profesora decidió implementar el uso de fotografías de las hojas de los cuadernos de los niños y recibirlas mediante WhatsApp, esto requirió que estuviera cerca para explicarles. 

 

Se postuló con la práctica titulada “Lactómetro de cuentos, fábulas y lecturas”.

 

Aydalina López afirma que sus estudiantes son su mayor motivación, por eso cada año que empieza piensa en qué les va a colocar en el aula para animarlos a aprender. “Quiero que sean más autónomos, que trabajen por sí solos la comprensión. Ahora tienen facilidad para expresarse: no tienen pena, temor, no se inhiben.  Eso es lo que se ha despertado en ellos”. 

 

La profesora está convencida de que hay que llegar a los corazones de los estudiantes para que logren expresarse, demostrarles cariño y seguridad. Considera que sus estudiantes tienen muchas habilidades y que ella solo les debe dar la pauta para que se logren expresar.

 

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